La ventana de tiempo para tomar acción ante las amenazas que afrontan los arrecifes de coral se está cerrando, en momentos en que un análisis de la Sociedad Ambiente Marino (SAM) encontró que Puerto Rico podría comenzar a sufrir eventos recurrentes de blanqueamiento y mortandad de corales tan pronto como en la próxima década, con serias implicaciones para el archipiélago.
“Es un llamado a la conciencia, que tenemos que actuar rápido, no podemos seguir esperando. Tenemos que organizarnos y pensar en estrategias en cada país y estrategias de carácter regional”, resaltó el doctor Edwin Hernández Delgado, científico sénior de la SAM, sobre la primera publicación del Programa de Investigación del Clima de la organización, que contiene proyecciones sobre el impacto del cambio climático en 30 países y subregiones del Caribe y el este del Pacífico Tropical, y sus efectos sobre el futuro de la conservación y restauración de los arrecifes.
El análisis, publicado el 11 de mayo en el portal de MDPI, presenta las secuelas de dos escenarios establecidos por el Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, en inglés), el principal organismo internacional para la evaluación de este fenómeno: el escenario optimista 4.5 –que, según Hernández Delgado, asume que los países hacen “algunos esfuerzos” para mitigar los impactos del cambio climático– y el escenario 8.5 –llamado en inglés “business as usual”–, en el cual no se dan esfuerzos de mitigación significativos. Este se suele utilizar como el peor escenario posible para las proyecciones de cambio climático, y es la realidad actual en muchos países.
“Las proyecciones indican que, incluso en el escenario optimista 4.5, las temperaturas podrían superar el umbral de +1.5 (grados Celsius) °C en el aire, por encima de los niveles preindustriales, para la década de 2040, y el umbral de +1.0 °C en el océano, por encima de los máximos anuales históricos, para la década de 2030, lo que provocaría un grave blanqueamiento y mortalidad de los corales”, expone el análisis.
El escenario 8.5 –que supone altas emisiones de gases de efecto de invernadero, según el IPCC– “sugiere que las condiciones se volverán intolerables para la conservación y restauración de los corales para la década de 2030, con tendencias de calentamiento decenal que superarán ampliamente las tasas históricas, en condiciones insostenibles para los corales”.
El científico –certificado por la Sociedad para la Restauración Ecológica como ecólogo profesional en la restauración de arrecifes de coral– explicó que los dos escenarios se basan en dos premisas: el umbral de +1.5 °C establecido en el Acuerdo de París de 2015, y el umbral de +1.0 °C en el océano –pertinente a los corales–, que es “que no se supere por un grado o más las temperaturas máximas anuales de cada sitio, porque cada vez que tú pasas por encima de un grado, empieza a acumularse calor estresante de blanqueamiento”, indicó.
En Puerto Rico, el límite es 28.5 °C (83.3 grados Fahrenheit). “Si te coge cuatro semanas (por encima del límite), se empiezan a blanquear los corales. A las ocho semanas, se blanquea todo el arrecife y, entre ocho y 12 semanas, se empieza a morir”, abundó sobre el concepto, llamado “degree heating weeks” (DHWs).
“Los cambios que van a inducir estos eventos recurrentes de blanqueamiento de corales y de mortandad de corales se deben hacer prácticamente anuales a partir de la próxima década (en Puerto Rico) si estos escenarios se siguen materializando como se vislumbra, así que la ventanita de tiempo se está haciendo pequeña”, puntualizó.
Algunas áreas estudiadas en el análisis podrían ver este escenario antes de 2030, comentó, al destacar la barrera de arrecifes mesoamericanos, una extensa zona de arrecifes de coral a lo largo de la costa caribeña de México, Belice, Guatemala y Honduras. Es el segundo arrecife de barrera –paralelo a la costa, pero separado por lagunas más profundas y anchas– más grande del mundo.
“Estamos hablando de seguridad alimentaria, de la economía, de la protección de las costas contra eventos de marejadas ciclónicas, eventos de marejadas invernales, la gente que viene a hacer ‘snorkeling’ y bucear. Es decir, que hay todo un motor económico ligado a esto y tenemos que verlo desde esa perspectiva”, destacó sobre algunas de las implicaciones para el país.
Hernández Delgado señaló que el área de La Parguera comenzó a registrar, en mayo, temperaturas más de un grado por encima de la máxima anual, lo que significa que han comenzado a acumular “estrés hacia blanqueamiento”. “Tenemos prácticamente temperaturas de principios de octubre, pero a principios de mayo. (…) En menos de un mes, va a estar toda la isla bajo vigilancia, esa es mi anticipación”, mencionó.
El biólogo marino hizo un llamado a la Legislatura a agilizar la evaluación del Plan de Mitigación, Adaptación y Resiliencia al Cambio Climático. “Soy muy realista, entiendo que no hay forma de atender todo el documento, pero me parece que hay que identificar una serie de prioridades, quizá en diferentes áreas. El asunto del calor extremo es uno de ellos, y creo que el asunto de restauración de hábitats de la costa es una de las prioridades importantes”, esbozó.
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