
Anualmente, las costas de Puerto Rico son afectadas por la llegada de sargazo y, para este año, científicos de la Universidad del Sur de Florida (USF) indicaron en un pronóstico publicado el 30 de abril que, en dicho mes, el total de sargazo en el este del mar Caribe y oeste del océano Atlántico alcanzó niveles récord de 200% por encima de las estadísticas históricas para el mes.
Como si fuera poco, el nivel total combinado entre todas las regiones (Golfo de México, oeste y este del mar Caribe y oeste y este del océano Atlántico) es un 150% más alto que el récord histórico de cualquier otro abril, y un 40% más alto que el nivel más alto de todos los tiempos registrado en junio de 2022.
La institución añadió que concentraciones de sargazo podrían llegar al Caribe, el Golfo de México y a la costa este del estado de Florida.
El pronóstico ya parece ser una realidad en la isla, pues múltiples imágenes en las redes sociales muestran grandes acumulaciones en Humacao, Fajardo y Yabucoa. También, se ha reportado presencia de sargazo en La Parguera, en Lajas, y en la Laguna del Condado, en San Juan.
Ante este panorama, Farel Velázquez Cancel, secretario auxiliar de Conservación e Investigación del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA), aseguró a El Nuevo Día que la agencia se mantiene atenta a los distintos eventos, mientras continúa con las labores de remoción en las zonas de mayor concentración.
“La llegada de esta macroalga a las costas de Puerto Rico es un fenómeno natural en el Caribe. En ocasiones, las corrientes desvían a estos arribazones a otras áreas, que son los casos que estamos viendo actualmente”, expresó Velázquez Cancel vía telefónica.
El biólogo explicó que en Las Croabas, en Fajardo, dos embarcaciones especializadas, adquiridas entre finales de 2024 y principios de 2025, a un costo de $750,000, remueven el sargazo. Luego, como parte del protocolo, el material es llevado a un área de secado y transportado al vertedero, en colaboración con el Municipio.
Mientras, en Condado, personal del DRNA monitorea la zona, pero no descarta el uso de maquinaria, de ser necesario.
En cuanto a la llegada de estas macroalgas a Palmas del Mar y Punta Santiago, en Humacao, sostuvo que “el Departamento ha visitado el área y ha estado en contacto con el personal técnico para establecer cómo se manejarán estas situaciones”.
Aseguró que utilizarán los botes especializados en estos lugares específicos para remover el sargazo.
“Requerirá de un esfuerzo mayor”
Velázquez Cancel confirmó a El Nuevo Día que las dos embarcaciones son las únicas que el DRNA posee para atender los focos de sargazo.
A preguntas sobre si prevén adquirir más naves, expresó que “estamos evaluando y entendemos que, en un futuro, el Departamento va a tener que hacer algún tipo de inversión, porque esta situación requerirá un esfuerzo mayor”.
A esta maquinaria y al personal técnico del DRNA, se le suman seis tractores que separan la arena del sargazo para depositarlo en un contenedor.
El científico añadió que la agencia también habilitó, en el portal www.drna.pr.gov/sargazo, una plataforma que permite reportar los eventos.
Hasta la fecha, el DRNA ha recibido 23 reportes. El 78.3% provinieron del personal de la misma agencia; el 17.4%, de ciudadanos; y el 4.3%, de organizaciones ambientales.
“Esta información es importante, pues permite levantar información geográfica y fotográfica y así nosotros podemos tener una constancia para saber dónde está llegando y cómo se está comportando a largo plazo”, sostuvo.
El protocolo del DRNA para el manejo de acumulaciones extremas, establecido en 2023, clasifica las acumulaciones de sargazo en tres niveles: poca, moderada o extrema.
El primer nivel implica pequeñas cantidades de sargazo esparcidas a lo largo de playas y bahías, sin formar grandes montículos.
Mientras, un evento moderado describe “acumulaciones significativas de sargazo, formando montículos o áreas densamente cubiertas, pero sin llegar a cubrir completamente las áreas”.
En cambio, una acumulación extrema significa que grandes cantidades cubren porciones significativas de playas o bahías.
Velázquez Cancel sostuvo que, al momento, el DRNA no comtempla el cierre temporal de las playas afectadas.
Habitáculo valioso, pero con potencial destructivo
“Ahora mismo estoy mirando a través de la ventana y ya viene por ahí”, comentó el científico Julio Morell, mientras observaba el mar desde su caseta, en La Parguera.
El oceanógrafo químico, director ejecutivo del sistema de observación CARICOOS, se ha dedicado al estudio del sargazo, un organismo que, si bien representa un habitáculo valioso para algunas especies marinas, puede impactar negativamente el ecosistema en grandes concentraciones.
“Originalmente, hay un área en el Atlántico subtropical, al sureste de Bermudas, que se llama el mar de los sargazos. Ahí, está este género de alga parda. Pero, en el 2011, se hizo patente que era un problema de una magnitud significativa. Surge la pregunta de por qué se dispersó”, explicó.
El científico dijo que algunos oceanógrafos teorizan que corrientes anómalas generadas por viento desprendieron parte de ese habitáculo concentrado en la región original.
“Se dice que (el sargazo) se ubicó, entonces, en el Atlántico tropical, al sureste, y encontró condiciones favorables para florecer. Desde entonces, se ha dispersado hacia el Caribe”, señaló.
Morell sostuvo que aún se desconocen cuáles son los factores que llevan a estos aumentos en concentraciones de las macroalgas, aunque se ha teorizado sobre la aportación que pudieran tener de grandes ríos continentales en África y Sudamérica.
El problema radica en que, al acumularse grandes cantidades, el sargazo pierde su vitalidad. Al hundirse y descomponerse, el alga aumenta los niveles de dióxido de carbono y acidez en el océano, afectando a múltiples especies marinas.
“Pero el impacto principal es en el turismo, puesto que las playas no lucen atractivas y el olor que emanan estos organismos puede ser fuerte”, precisó.
En el pasado, se intentó reutilizar el sargazo como alimento para ganado o fertilizante, pero se descartó al detectarse la presencia de metales pesados y de metaloides como arsénico.
“Mira La Parguera. La realidad es que no podemos limpiarla toda. Pero sí podemos atender los sitios más importantes o más vulnerables como los cayos”, agregó el experto, quien invitó al público a conocer más sobre este y otros temas ambientales en caricoos.org.
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